Desde el primer día que escuchó esas palabras, siempre había querido decirlas.
Para Sofía esas dos palabras significaban un mundo, un “Te Quiero” era lo único que deseaba oír.
Sofía estaba enamorada de Sergio, pero él no sabía que Sofía existía y menos que estaba enamorada de él.
Ella acababa de pasar una etapa muy dura, sus padres se acababan de separar, y el único apoyo que ella había encontrado era su mejor amigo Adrián.
Se conocían desde pequeños, pero Adrián tenía un gran secreto guardado, estaba enamorado de ella. Sofía le contaba todos sus secretos y Adrián no esperaba nada a cambio, la escuchaba, la ayudaba y la aconsejaba en todos sus problemas.
Una mañana al abrir la puerta de su casa, Adrián se sorprendió al ver la cara de tristeza de Sofía. Cogió la mochila, y cerró la puerta a sus espaldas.
-¡Sofía! ¿Te encuentras bien? – Gritó Adrián mientras se dirigían los dos al instituto.
-¿Tu qué crees?, estaba decidida, se lo dije Adri, se lo dije.
-¿Cuándo? ¿Qué te dijo?
-Le dije que le quería y me dijo que quien era, que si era una broma. Se rió, se rió de mí.-Respondió a punto de echarse a llorar
-Escúchame, no llores, no te merece, date cuenta, es un creído, no le hagas caso, piensa que no serías feliz, ni tu ni yo, en sus brazos.
-Se lo dije, y si se lo dije es porque pensaba que iba a ser feliz con él- Dijo Sofía ya llegando a las lágrimas- Y lo único que me ha hecho es hacerme sentir como..
-Hacerte sentir lo que no eres- Interrumpió Adrián.- Mira, escucha, tranquilízate, vete a clase, y después nos vemos, pero por favor no llores.
-Vale, adiós, luego nos vemos.- Se despidió Sofía, se giró y se secó las lágrimas con las mangas de la camisa.
